Imagínate que te conceden tres deseos. Estamos seguros de que, mínimo, uno de ellos va a ir orientado hacia los tuyos. Tenemos claro que lo más importante para ti es tu familia y, sobre todo, que te preocupa qué va a ser de ellos cuando no estés.
Para muchos, el seguro de vida sigue siendo un producto desconocido, incluso para quienes lo han contratado. El principal «problema» es la limitación de su concepto; se percibe como un seguro que únicamente cubre la muerte del asegurado.
Por supuesto, esta es la protección fundamental del seguro de vida y es de inmensa importancia, ya que es el apoyo financiero para los que más amamos, pero de ninguna manera es la única protección que nos puede brindar un seguro de vida.
Todo puede cambiar en cuestión de segundos, por lo que una buena cobertura es imprescindible para ayudarnos a prevenir situaciones económicas complejas.
¿Qué es un seguro de vida?
Los seguros de vida protegen al suscriptor y a su familia (o a quienes dependan de sus ingresos) en caso de fallecimiento o invalidez total y permanente. La contratación de un seguro de vida otorga al beneficiario una determinada cantidad de dinero en sustitución de los ingresos aportados por el asegurado.
Dicho esto, el seguro de vida te protege de tener que preocuparte por el dinero en caso de una discapacidad que te impida trabajar, y también protege a tu familia de la ayuda económica que puedan necesitar si algún día te ausentas.
Además, en algunos casos, los seguros de vida pueden incluir servicios adicionales que pueden ser de gran ayuda, como ayudar a los familiares con todos los trámites en caso de fallecimiento.
Caso práctico – Seguro de vida
Para presentarte el concepto de seguro de vida de una manera más práctica, hemos desarrollado el siguiente caso:
Juan Pérez disfrutaba de una situación profesional y familiar envidiable y acababa de tomar una de las decisiones más importantes de su vida: comprarse la vivienda de sus sueños.
Obtuvo una buena financiación bancaria, y entre los muchos papeles que le ofrecían a firmar, figuraba la contratación de un seguro de vida que le garantizaba un capital para cancelar el préstamo en caso de que le ocurriera algo.
Si de algo era consciente, era que la decisión que estaba tomando era de tal importancia que precisaba de un asesoramiento profesional de un corredor de seguros.
Su corredor le asesoró detalladamente de los capitales que debía cubrir y de las garantías que mejor se adaptaban a la financiación solicitada y a su situación profesional y personal. Le planteó las mejores opciones existentes en el mercado asegurador de una manera objetiva y profesional.
Cuando lo tuvo claro, Juan contrató el seguro y realizó el reconocimiento médico que por los capitales contratados precisaba y fijó los beneficiarios con la ayuda de su corredor.
Este le facilitó el certificado y la documentación necesaria a favor de la entidad financiera por el capital de su hipoteca, y se comprometió a una revisión anual de sus contratos de cara a su permanente actualización.
Desgraciadamente, el Sr. Pérez falleció de fatal accidente de tráfico ocho años después.
Su corredor de seguros se encargó de toda la tramitación en el cobro de las prestaciones contratadas.
«Mi padre recibió el mejor asesoramiento y en nuestra familia siempre tendremos presente la importancia que tiene un contrato de seguros intermediado por un corredor de seguros que siempre vela por nuestros intereses», manifestó su hija, María Pérez.
¿Cómo te ayudamos en ANACOSE?
En ANACOSE ponemos en valor la figura del corredor de seguros, profesional que garantiza el trato personal y directo con el cliente. Este tendrá siempre a su disposición un asesor en materia de seguros que identifique sus necesidades, vele por sus intereses y le preste apoyo en caso de siniestro.
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