En el artículo de hoy queremos mostrarte qué es un seguro de defensa jurídica, cómo te puede ayudar y las principales coberturas que tiene. 

Como suele ser habitual en estos artículos de blog, comenzaremos con una breve introducción que dará paso a la exposición de un caso práctico ficticio, con el fin de que obtengas todas las claves acerca de este tipo de seguro.

¿Qué es un seguro de defensa jurídica? 

Un seguro de defensa jurídica, también conocido como seguro de protección jurídica o de protección legal, es un tipo de seguro que cubre al asegurado frente a litigios de diversa índole a los que se enfrenta. 

El asegurador se hará cargo de los gastos del asegurado a consecuencia de un proceso judicial, arbitral o administrativo, siempre y cuando se hayan cubierto en el contrato. 

Por tanto, podríamos decir que son una herramienta que defiende tus intereses frente a agravios de bienes o derechos. 

Coberturas de un seguro de defensa jurídica

De entre todas las coberturas de un seguro de defensa jurídica, destacan las siguientes: 

  • Defensa laboral 
  • Defensa penal 
  • Defensa frente a la administración
  • Gastos judiciales 
  • Defensa tributaria 
  • Separación o divorcio 
  • Pago de fianzas o litigios de herencia 
  • Reclamos de consumo
  • Reclamaciones tras sufrir un accidente de tráfico 
  • Reclamaciones de vivienda 

Caso práctico 

Jaime López nunca pensó que un Seguro de Defensa Jurídica le podía ser de tanta utilidad, pese a contratarlo tras recomendación de su corredor de seguros. 

Por poco más de 100 euros anuales tuvo un servicio de primera cuando más lo precisó: el día que se quedó sin coche al incendiarse el taller donde lo había llevado para su reparación. 

“Al principio parecía que todo iba a solucionarse rápidamente y el seguro del taller respondería de mis daños dado que tenía mi seguro a terceros, pero las cosas empezaron a torcerse”, exclamó Jaime. 

“Mi corredor de seguros entendió que no debía demorarse la reclamación y se hizo inicialmente de manera amistosa con el taller, pero ante su silencio, se procedió a la reclamación judicial, obteniendo una sentencia favorable que incluyó el valor de mi vehículo y los daños y perjuicios que tuve que hacer frente por carecer de coche una temporada”. 

“No sabía que tenía un abogado en casa hasta que se incendió mi coche. La cercanía de mi corredor de seguros y del letrado que tuve a mi disposición resultó de una profesionalidad impagable”, concluyó Jaime. 

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